En un mundo que premia la productividad constante, detenerte también es una forma de avanzar.
El yoga restaurativo nace justo de esa necesidad: la de descansar sin culpa, reconectar con el cuerpo y recargar la mente.
Más que un estilo de yoga, es un recordatorio de que no todo progreso viene del esfuerzo.
A veces, la verdadera transformación ocurre cuando simplemente sueles y descansas.
¿Qué es el yoga restaurativo?
El yoga restaurativo es una práctica suave, meditativa y profundamente relajante, centrada en liberar tensiones físicas y mentales.
A diferencia de estilos como Vinyasa o Power Yoga, en el restaurativo las posturas se mantienen durante varios minutos, apoyadas por accesorios (cojines, mantas, bloques o incluso tu tapete).
El objetivo no es estirarte más ni hacer más posturas, sino permitir que el cuerpo descanse y el sistema nervioso se calme.
Beneficios del yoga restaurativo
Practicar yoga restaurativo de forma regular puede tener un impacto profundo en tu bienestar:
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Reduce el estrés y la ansiedad al activar el sistema nervioso parasimpático.
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Relaja los músculos y libera tensión acumulada en espalda, cuello y cadera.
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Mejora el sueño y equilibra tus niveles de energía.
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Regula la respiración y la presión arterial.
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Promueve la introspección y la calma mental.
Incluso 15 minutos pueden marcar una diferencia en cómo te sientes durante el día.
Posturas ideales para una práctica restaurativa
Aquí algunas posturas simples y efectivas que puedes probar:
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Balasana (Postura del niño): libera la espalda y calma la mente.
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Supta Baddha Konasana (Postura del ángulo reclinado): abre el pecho y favorece la respiración profunda.
Viparita Karani (Piernas arriba de la pared): mejora la circulación y reduce la hinchazón en piernas. -
Savasana (Postura del descanso final): el cierre perfecto para relajar todo el cuerpo.
Tip: Apoya tu práctica en un tapete cómodo y estable, como el Lunar Mat de Astro, diseñado para brindar soporte suave y amortiguación sin perder conexión con el suelo.
Cómo crear tu ritual restaurativo
Para aprovechar al máximo tu práctica:
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Elige un lugar tranquilo y con luz tenue.
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Usa música suave o una playlist de Astro (como “Chill Rocket” o “OM Flow”).
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Desconecta el celular o activa el modo avión.
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Cierra la práctica con gratitud: por tu cuerpo, por tu tiempo y por el simple acto de pausar.
El yoga restaurativo es menos sobre hacer y más sobre permitir.
Conclusión
El descanso no es pereza.
El descanso es poder.
El yoga restaurativo te enseña que recargar energía también es parte del movimiento, y que cuidar tu mente y tu cuerpo con intención puede ser igual de transformador que una práctica intensa.
Haz del descanso un hábito sagrado.
Tu cuerpo —y tu energía— te lo agradecerán.




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